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out

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Esta semana estaré un poco out de la blogosfera porque el día seis tengo un examen, si apruebo solo 4 mesecitos de prácticas más y adiós Ms. Enfermería :D!! Por cierto si a alguien se le ocurre alguna forma original (y efectiva) de soborno que no sea la pata de jamón que está muy vista, que me avise por favor, el casting tendrá lugar en los comentarios ;p.

Escrito por Lyzzie el30 de Agosto de 2004 | Huellas (14)

La "pubilla" caprichosa

Cuenta la leyenda que en Sant Quintí de Mediona (Barcelona) existía una masía que pertenecía a un rico matrimonio. Este matrimonio tuvo una única hija, hermosa y caprichosa, que al faltar ellos heredaría toda la fortuna de la familia. Muchos muchachos del pueblo y de la comarca fueron los que se acercaron hasta la masía para pedir la mano de la joven, pero a todos los rechazaba alegando que aún no había llegado el momento de casarse. Cansada ya de repartir negativas entre sus pretendientes fue a la cueva "de Bolet" y le pidió a la bruja que allí residía que le lanzara un hechizo para que los muchachos dejaran de atosigarla. La bruja así lo hizo y en esa misma cueva, la joven quedó toda vestida de blanco, de pie, sobre un pilar y rodeada de víboras que no permitían que nadie se acercara a ella. Si algún muchacho conseguía atravesar la muralla de víboras y tocar el manto blanco de la joven, el encantamiento se desharía y podría casarse con ella. Muchos fueron los que lo intentaron pero ninguno de ellos logró salir de la cueva con vida. Así que allí permanece la "pubilla", en la misma cueva donde la bruja la encantó. Según la creencia de los ancianos del pueblo, sólamente en las noches de San Juan sale a tender su ropa en los zarzales que crecen a la entrada de la cueva.

Escrito por Lyzzie el24 de Agosto de 2004 | Huellas (14)

Sílbame ese cuento (I)

Las paredes de aquella fría habitación se agolpaban sobre sus huesos desgastados ahogándole en su propia soledad. Desde que llegó allí, nadie se había preocupado de llamar preguntando por su salud, su familia jamás se ocupó de enviarle una carta o una postal que le devolviera el aliento, ellos ni siquiera sabían que su corazón seguía latiendo a pesar de las trabas que la vida le había puesto en su camino a lo largo de los años. Pasaba los días sentado en el borde de aquella cama, con los músculos doloridos y la vista perdida en el pasado, dedicándose solo a recordar y torturarse a sí mismo, una y otra vez, con aquellas imágenes que le taladraban el pensamiento y le oprimían el pecho cortándole la respiración. Los ancianos con los que compartía residencia le tenían por un tipo extraño e iracundo, por un ser insociable que pocas veces abandonaba su pequeña habitación de la segunda planta, para dejarse ver por el patio trasero mientras se fumaba con ansia un cigarrillo, que apuraba hasta la última calada. Cuentan los que le conocieron que sus ojos eran el vivo reflejo del terror y que se perdían en un vacío infinito de lamentaciones. Sus pasos eran lentos y pesados, como si en cada movimiento, el suelo se alzara sobre él agarrándole con fuerza los tobillos e impidiéndole avanzar. Daba la sensación de que su vida era un lastre que había decidido echarse sobre los hombros y que ahora le doblegaba las rodillas porque pesaba demasiado.
Jamás dedicó un gesto de gratitud a las enfermeras que a diario visitaban su habitación para brindarle sus cuidados, y cada vez que una de ellas se atrevía a pasar el umbral de la puerta, agachaba la cabeza y fruncía el ceño desatando su mal humor y escupiendo gruñidos que la empujaban a salir rápidamente de aquel infierno, su infierno. Estaba cansado de vivir rodeado de la pestilente raza humana sobre la que solo sentía un desprecio que crecía en sus entrañas y le obligaba a odiarse cada día un poco más. El mundo olía a podrido, ahora creía que siempre había sido así, pero que el perfume del engaño había disfrazado el olor para que la caída fuera brutal y mucho más dolorosa. Nada quedaba que le hiciera retroceder en sus pensamientos, la vida había sido una leona despiadada que le había clavado los colmillos en sus carnes y le había arrebatado todo lo que tenía, dejándole un sabor amargo a desolación y las manos bañadas en la sangre de gentes inocentes.


PD: Aquí empieza una nueva historia. No sé cuánto durará, ni las partes de las que constará. Sólo sé que estoy poniendo mucha ilusión en ella. Espero que os guste :)

Escrito por Lyzzie el22 de Agosto de 2004 | Huellas (15)

Gracias ;)

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Sé que hoy te he dado las gracias más de mil veces. Sé que sabes que el regalo me ha encantado (y la forma de comprarlo también :D). Sé que soy un poco cansina, pero es que me ha hecho muchíiiiiiiiisima ilusión, así que GRACIAS una vez más, mi niño ;).

Escrito por Lyzzie el22 de Agosto de 2004 | Huellas (4)

Las "dones d'aigua"

A petición de seare ;)
Las alojas, gojas o "dones d'aigua" son hadas que residen en Cataluña. Suelen vivir en las aguas dulces como lagos, fuentes o estanques, aunque también se conoce que pueden habitar cuevas próximas a dichos lugares. Son unas criaturas de una belleza sorprendente que usan vestidos de una gran riqueza. Enmedio de la frente, llevan una estrella que deslumbra a todo aquel que osa mirarlas y unas alas de variados colores las ayudan a ser más seductoras. A todo aquel que posea una dona d'aigua, sus lujosas ropas le concederán la felicidad. Pasan la mayor parte de su tiempo danzando, jugando o peinando sus largas cabelleras, pero en las noches de luna llena hilan lino o lavan sus ropas. En el "Llac de Banyoles", se cree que hay un palacio de cristal sumergido, habitado por estas extrañas criaturas. En las noches de luna llena se dice que salen a la superficie para beneficiarse de la energía magnética de la luna y para ver sus rostros reflejados en el lago. Atrapan con sus cantos a los pocos que se atreven a pasear por las orillas del lago a esas horas de la noche, y los arrastran hacia el fondo de las aguas, llevándolos en un mortal abrazo a su palacio de cristal.

Continuará con otros seres...

Escrito por Lyzzie el20 de Agosto de 2004 | Huellas (18)

La dura vida de huevo

Yo era un huevo feliz. Vivía compañado de mi familia en una granja a las afueras de...no sé dónde porque nunca fui bueno en geografía. Todas las mañanas después de levantarme de entre aquel plumaje blanco que me mantenía calentito toda la noche, estiraba un poco el cascarón practicando el deporte favorito de los huevos de aquella granja, rodar por la paja hasta quedar exhaustos. Yo era un buen jugador en este deporte, pero sin duda alguna mi mayor afición era SER MOSQUETERO. Manejaba la espada como nadie y mi porte y maestría hacían que todas las huevo más hermosas de la granja se pelearan entre ellas para ganarse un revolcón conmigo, las feas ni lo intentaban. Pero un día, un movimiento brusco me despertó, algo me arrancaba de mi granja sin que yo pudiera hacer nada y me colocaba una faja de cartón que me impedía el movimiento. A lo lejos, veía a todas las huevo, pañuelos en mano, deshaciéndose en lágrimas (o eso es lo que a mí me pareció ver), incluso las más viejas estaban allí en primera línea agitando el pañuelo con tristeza. No recuerdo cómo llegué a mi nuevo destino, pero hacía frío, mucho frío. ¿Dónde están las plumas de gallina cuando se las necesita?¿Dónde están las huevo pechugonas cuando uno necesita calorcito? Me tenían sentado en una especie de medio huevo, pero de plástico, y a mi lado reposaban otros huevos, que no gozaban de mi categoría, parecían más bien sacados de una de esas incubadoras artificiales, porque eran flacuchos y enclenques. De vez en cuando aparecía una cosa que se llevaba los huevos uno a uno, hasta que un día me tocó el turno. Al principio me sentí feliz porque creía que había llegado el momento de escapar, pero mi sorpresa fue mayor cuando ocurrió la temible desgracia. Sentí como mi cascarón se estrellaba contra algo duro y frío y cómo mis sesos y mis riñones (¡pero qué digo si soy un huevo!) se desparramaban rápidamente sobre un fluido grasiento que achicharraba. El calor se apoderaba de mí y pasaron ante mis ojos todas las felices escenas de mi vida en la granja, cuando rodaba por la paja, cuando luchaba con mi poderosa espada, cuando me revolcaba con aquella preciosa huevo de cabellos dorados (Dios!! ¿Y si la dejé embarazada?)...Todo aquello se esfumó, Huevo perdía la vida. Y os preguntaréis...¿Si Huevo está muerto cómo es que nos cuenta esta historia? Y yo os respondo...Huevo fue un grandísimo héroe en vida, y los héroes viven eternamente, aunque sea en el limbo y difundiendo su historia mediante el blog de la señorita Lyzzie.

Escrito por Lyzzie el18 de Agosto de 2004 | Huellas (16)

El piano de cola

El aire que me acariciaba la piel estaba inundado con sus dulces melodías que se mecían juguetonas, mientras mi corazón trataba de atraparlas para guardarlas bajo su poder. De sus notas se desprendía la belleza y vibraban dentro de mi alma haciéndola desaparecer en un estallido de sentimientos borrosos y lejanos. De sus ojos se desprendía la ternura y mientras yo acariciaba con mis dedos su sinceridad, él me hablaba al oído de cosas bellas. Compartía la magia de mis sueños y daba vida a todos mis poemas iluminando mis noches de soledad. Una fría noche de invierno, de sus labios una discordia escapó, una lágrima asomó a orillas de sus ojos y con una amarga sonrisa se fue apagando poco a poco, dejándome sola en aquella habitación donde aún flotaba su perfume. Yo dejé que las lágrimas me desbordaran y traté de acariciar sus teclas mientras entre mis brazos se desvanecían todas las ilusiones. Esa noche decidí aliarme con el silencio, a nadie jamás revelaría mi historia, me había enamorado de aquel blanco piano, y aún, en mis noches, sueño con su hermosura. Aún, en el silencio, escucho sus notas.

Escrito por Lyzzie el16 de Agosto de 2004 | Huellas (16)

alucino pepinillos

Los que pasais por aquí asiduamente, seguro que recordareis aquel post titulado "El día de la amistad", pero por si hay alguien que se ha despistado o que simplemente no lo ha leído, aquí os dejo un enlace porque esta historia continúa.
El otro día, la persona a la que alude este texto se puso en contacto conmigo mediante el messenger después de un año de no dar señales de vida. Yo cuando vi que me hablaba me quedé alucinada, no sé por qué pero no la había quitado del programita y cuando vi la ventana con su nombre me quedé bastante parada. Pero como dice el refrán, la curiosiada mató al gato y respondí a su saludo con desconfianza. Mis ojos ya no cabían en las órbitas cuando leí que se disculpaba, que decía la temida palabra por mucha gente, sí, lo que leía en la ventana del messenger era un "perdón", un "lo siento mucho". El caso es que hemos decidido hablar en persona, porque el messenger no creo que sea la forma más adecuada para hacerlo, pero creo que la conversación no va a seguir el sendero que ella piensa. Yo quiero hablar con ella y aclarar las cosas, pero no puedo olvidar que ha sido un año el tiempo que ha transcurrido desde entonces, que es cierto que estuvimos muy unidas en ese momento, pero me falló. Suele costarme bastante poco perdonar a la gente, pero mucho me temo que no es el caso. En este largo año han pasado muchas cosas, nuevas amistades se han cruzado en mi camino con las que comparto muchas cosas, mi vida está encauzada en un río diferente al suyo, mi mundo se ha ido creando en su ausencia y estoy contenta con lo que tengo, no sé si quiero o estoy preparada para reanimar algo que hace tiempo mató su puñalada.

Escrito por Lyzzie el12 de Agosto de 2004 | Huellas (17)

alexander

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He resurgido de las cenizas como el Ave Fénix desde que he visto que en noviembre se estrena "ALEXANDER".

Escrito por Lyzzie el 8 de Agosto de 2004 | Huellas (14)

hornobarna

Barcelona estos días es un horno y yo me siento como una brocheta de pavo dando vueltas sobre el fuego abrasador. No tengo ganas de hacer nada, solo de estar en remojo en la playita (que si no fuera por lo sucia que está sería un placer) y de meter la cabeza dentro del congelador. No me apetece leer, ni escribir (y mucho menos pensar para escribir), ni estar en el ordenador (esto sí que es grave ¬¬), así que espero que me perdoneis por el pequeño abandono que os hago durante estos días, tanto a nivel de leeros como de postear. Prometo solemnemente que en cuanto bajen las temperaturas (por favor, por favor que sea mañana!!) o mis neuronas dejen de freirse al solapon, os volveré a torturar con mis historias de nuevo. De momento aquí os dejo una sombrilla para qien la necesite!!

Escrito por Lyzzie el 3 de Agosto de 2004 | Huellas (16)