Sangría de erizos

Qué crueldad!! ¿Cómo fui capaz de cometer semejante crimen?
Allí estaban los erizos, pegados con sus ventosas a los cristales del acuario sin saber que habían sido capturados para servir a la ciencia. Fueron arrancados de las entrañas de la naturaleza para ¿qué?, para pasar a vivir envueltos en una toallita rosa impregnada de agua de mar, dentro de una mininevera de playa, que a su vez se encontraba dentro del frigorífico de casa.
Pasadas 24 horas se vieron obligados a abandonar la neverita de alquiler para enfrentarse a la realidad en aquel laboratorio comparable con el infierno.
Sintieron dos punzadas que les desgarraban poco a poco su caparazón de queratina, vomitaron agua salada y algas, y aún teniendo un hemicuerpo separado del otro, seguían moviendo sus púas desesperadamente, en busca de una salvación, pero nada les sirvió para escapar de la muerte.
Sin contemplación, arranqué sus células sexuales con el fin de crear una nueva colonia de pequeños animalitos, ya me había hecho a la idea de que tendría nuevas mascotas. Les vi evolucionar progresivamente durante dos días hasta que dejaron de crecer para siempre. Fue entonces cuando decidí que debía proporcionarles un entierro digno, así que les contemplé tristemente mientras se escapaban por el desagüe del lavabo.