Aquelarre
Hacía tiempo que ningún lugar del mundo era seguro para ellas. Desde que la Inquisición se puso en marcha, se habían visto obligadas a huir de un sitio a otro con el miedo de ser descubiertas y aniquiladas. Bela pertenecía a una de las estirpes de brujas, pues así las llamaban ahora, más prestigiosas de la época. Los conocimientos habían pasado de generación en generación, a través de la palabra. Poseían un amplio abanico de conocimientos sobre las plantas, flores y raíces que habitaban aquella región; y eran capaces de elaborar ungüentos y medicinas para aliviar los males con gran eficacia. Sus recetas habían perdurado a lo largo de los años pero ahora su futuro empezaba a ser incierto desde que habían caído en manos del clero.
Tenía los huesos entumecidos y las muñecas doloridas por los grilletes. A sus dieciocho años había aprendido a luchar y a mantenerse firme, pero en aquella ocasión de nada le sevirían su orgullo y valentía. La repulsión se adueñaba de ella cuando recordaba cómo había llegado hasta el calabozo de aquella enorme fortaleza; y sus palabras no podían más que maldecir a un atajo de salvajes insolentes que utilizaban el nombre de Dios para hacerse con el poder.
Dos soldados la arrastraron hacia la plaza y la ataron sobre una pila de maderas amontonadas unas encima de otras. Varias lenguas de fuego se alzaron a su alrededor envolviéndola de un calor cada vez más insoportable. Bela sentía cómo las llamas azotaban su cuerpo dolorido y cómo el humo penetraba por su garganta reseca para instalarse en los pulmones. Un alarido rompió el silencio de la plaza y al cabo de unos minutos, Bela no era más que un pequeño resquicio de la historia.
Crisis
Yo estoy sentada en una esquina de la habitación, sin parar de balancearme y con los ojos abiertos como platos, clavados en la pared. Mis palabras se atropellan unas a las otras y apenas son inteligibles. La psiquiatra me mira estupefacta, desde el otro lado de la sala, como si nunca antes hubiese visto a alguien con semejante crisis de ansiedad. Lo único que soy capaz de pronunciar es la palabra libro, que repito una y otra vez incansablemente.
Lyzzie: Libro,libro, libro, libro, libro, libroooo...
Psiquiatra: Está bien Lyzzie, cálmate, tienes que contarme lo que pasa por tu cabeza.
L: Verá...es difícil de entender...libro...libro...
P: no importa, yo te escucho...
L: Hace más de un mes que no leo...mis existencias literarias se han agotado...Verá...es que yo necesito leer compulsivamente, como mínimo un libro cada semana, aunque últimamente reconozco que no me duran más de dos días...
P: Bueno, pero leer es bueno, Lyzzie...
Los ojos de Lyzzie empiezan a inyectarse en sangre y el balanceo se hace más exagerado...
L: ¿Pero es que no me escucha? Hay quien necesita fumar, quien necesita trincarse una botella de vino, quien necesita pincharse heroina...¡YO NECESITO UN LIBRO!
P:va-aa-aaa-le... (balbucenado)
L: YO NECESITO A CHRISTIAN JACQ CORRIENDO POR MIS VENAS, A TERENCI MOIX TIRÁNDOME DE LOS PELOS, A MARGARET GEORGE NUBLÁNDOME LA VISTA CON SUS PALABRAS, A NOA GORDON QUITÁNDOME HORAS DE SUEÑO...
P: ajá...empiezo a entender...(cada vez más desconcertada)
L: ¡TÚ QUÉ VAS A ENTENDER VIEJA BRUJA!¡TÚ NO ENTIENDES NADA!¡NO ENTIENDES NADA PORQUE ESTÁS LOCA!
P: tranquila Lyzzie...
L: ¿TRANQUILA? ¿CREES QUE YO PUEDO ESTAR TRANQUILA? LLEVO UN MES BUSCANDO UN LIBRO POR TODA LA CASA, HE BUSCADO HASTA EN EL RETRETE Y NADA, NADA DE NADA ¿Y QUIERES QUE ESTÉ TRANQUILA?
La psiquiatra empieza a balancearse levemente...
P: ¿Y por qué no compras libros nuevos?
L: ¿QUE POR QUÉ? JA! POR QUÉ DICE! ESO PREGÚNTASELO A SANTAKOMAN! QUE DICE QUE HASTA MI CUMPLEAÑOS NO TENDRÉ NINGÚN LIBRO NUEVO! ¿Y SABE CUANDO ES ESO? EH? TIENE IDEA? DENTRO DE MÁS DE UN MES!! DAME UN LIBRO VIEJA LOCA!
No sé por qué, pero la psiquiatra se balancea al mismo tiempo que yo y dice incansablemente...
P: libros, libros, libros...
Quien entienda a estos médicos que los compre, que yo me voy de la consulta a seguir buscando algo que leer...
Nubes y claros
Una sonrisa, una mirada, la simple idea de saber que estabas ahí, ha bastado. Me conoces más que nadie y sabes perfectamente que la timidez y los complejos cogen el timón de mi vida en infinitas ocasiones. Sabes que los juicios externos me perturban y me aislan haciéndome ser chiquitita en un mundo de gigantes. Pero tú estás siempre, cuando te necesito, cuando lucho contra mi peor enemigo, que soy yo misma. Siempre encuentro una palabra o un gesto, a tu manera por supuesto, pero sabes que funciona. Eres de las pocas personas que se han entretenido en conocerme antes de juzgarme, y de hacerlo por lo que soy y no por lo que aparento. ¿Has visto? Hoy me he sentido mucho más fuerte y he aguantado el tipo sin venirme abajo. Sé que eso antes no lo hubiera conseguido. Eres mi rayito de luz después de una tormenta. Una sonrisa para ti :)
"Titelles"
En el fondo no somos más que marionetas de la vida.