Hace tanto tiempo que te sueño, que me cuesta creer que vayas a hacerte realidad. Son tantas las horas que paso imaginándote, que los días que nos separan me resultan eternos. Tengo la sensación de que los relojes y calendarios se han aliado para hacer de esta espera una agonía insoportable. Te siento tan cerca que ya casi puedo respirar tu aire cálido y acariciar tus reliquias históricas con mis dedos. No puedo dejar de pensar en lo maravilloso que resultará nuestro encuentro y en todas las cosas que podrás ofrecerme. No puedo evitar sentir un cosquilleo en el estómago cuando me imagino caminando entre tus templos sagrados; y mi corazón late desovocado cuando me confirmo a mí misma que esta situación ya no es sólo un deseo.
Necesito acariciarte, mirarte, olerte...necesito vivirte...Son tantas las cosas que puedes regalarme, que tengo miedo de que la vuelta a la realidad sea tan cruda como un invierno en las montañas.
Sólo me queda decirte que aún no te conozco...pero ya te quiero...