Pues lo dicho en el título del post: No tengo remedio. Después de pasar un fin de semana terrible plagado de nervios y acontecimientos indeseables, he decidido por mí solita, que para estas cosas no necesito influencias, irme a la fnac a remover libros. Al principio iba con una idea clara de lo que iba a mirar y comprar, así que entré, me apoderé del libro y me fui a echar un vistazo a mi sección favorita. Y estaban ellos allí tan bien colocaditos y tan monos, tan calladitos y con esa carita de pena, que al final me he visto enfrascada en las cuentas de la vieja para ver cuántos me llevaba. La decisión final ha sido muy dura, no creáis, y como las cuentas en metálico no me cuadraban (y no por culpa de que se me den mal las mates) al final he acabado tirando de tarjeta. ¡Viva la visa! Ahora tengo un dilema...¿a cuál de los cuatro animalitos empiezo a merendarme?
Existen a nuestro alrededor toda una serie de supersiticiones y elementos de buena suerte, ¿pero de dónde salieron todas esas conjeturas?
Buena suerte:
-Tocar Madera: El porqué, se debe a que la madera fue considerada como elemento sagrado y mágico; refugio y fuego, por otro lado la faceta religiosa, la cruz de madero y la profesión de José (carpintero).
-Las Herraduras: De origen nórdico, donde el Dios Thor, consideraba al hierro metal sagrado; si tiene siete agujeros mejor (número asociado por naturaleza a la cábala).
-Tener una Pata de Conejo: Amuleto contra malos augurios, su inicio está dado en que el conejo, posee astucia y velocidad para evitar ser cazado.
-Usar Sortija en el dedo anular izquierdo: En el siglo XIV se decía que este dedo, partía de una vena que llegaba al corazón, por ello para demostrar a una persona que se ama, se debe usar por siempre, el anillo allí.
-Atar latas a los coches de Casados: En su origen remoto, se ataban los zapatos de la recién casada al eje del carruaje nupcial, si este resistía los embates del camino, la unión era para siempre. Por otro lado el padre de la novia entregaba en la noche de bodas, un zapato de la joven al esposo, con el cual simbolizaba, que hasta allí fue su autoridad y de este modo traspasaba ésta.
-Arrojar Arroz a Recién Casados: Esta acción lleva una buena intención, se les está deseando a los novios, que nunca les falte comida.
Mala suerte:
-Romper un espejo: Ello augura siete años de mala suerte, su origen es antiguo, cuando los antepasados se miraban en los ríos, si los rostros aparecían retorcidos y distorsionados por el movimiento del agua, era mala suerte, el siete en años es el número sagrado de los romanos.
-El número Trece: Su origen esta en la religión, nace con la última cena, donde son trece los comensales, por ello también el temor a comer en una mesa donde sean trece, en Santiago se dice, que uno muere antes del año.
-Derramar Sal: De origen idéntico al anterior, con posterioridades fatídicas, en el famoso mural de DaVinci, se advierte el salero volcado por judas. Además se agregó que el demonio suele andar por las mesas, tratando hacer volcar el salero a alguien.
-El Martes Trece: Es el día de homenaje al dios Marte, deidad de guerra romana. Así que la superstición está dada a que guerra y desgracia, acompañan este día.
-El Viernes Trece: Este día se remonta al origen bíblico, ya que Adán y Eva cayeron en tentación, este día, como así el diluvio universal que comenzó un día viernes, sin olvidar el día de la muerte de Jesús en la cruz.
-El Gato negro que cruza en el camino: Se origina en leyendas de la Edad Media, que aseguraba que las brujas se transformaban en gatos negros, para andar y realizar sus labores.
-Levantarse con el Pié Izquierdo: Nace en el Imperio Romano, en esos entonces estornudar para ese lado traía mala suerte, tan malo era lo izquierdo que resultaba siniestro.
-Pasar por debajo de una escalera: Su origen es religioso, contempla el triángulo divino, geometría sagrada, teniendo como vértices, " el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo ". Trasponer ese lugar es introducirse en terreno divino o lo que es peor, interrumpir su ciclo.
-Abrir un paraguas en la casa: Su origen es Europeo, donde se acostumbraba a utilizar este instrumento como protección del famoso " Agua va ", en el cual desde los balcones se arrojaban y vaciaban las bacinillas (escupideras).
¿Cierto? No lo sé, pero curioso no deja de serlo.
Tantas veces que me han dicho que soy bruja ¿dónde están mis malditos poderes? Dónde están hoy que necesito parar el tiempo, no, pararlo no, borrar este maldito día, hacer que nunca haya existido. Quiero volver a estar a jueves, poner el despertador de nuevo y trazar un nuevo día, otro día que eclipse a estas malditas horas. Quisiera sentirme bien y dejar las lágrimas en una caja de madera para no sacarlas nunca más. Quiero que todo vuelva a ser igual que ayer.
Cuando las manecillas del gran reloj de pared marcaron las doce en punto, las campanadas invadieron la fría habitación. Una vez más se dejó caer en el viejo butacón de piel con la mirada fija en alguna parte, pero sin ver más allá de sus recuerdos. A lo lejos se escuchaban risas y murmullos de alguna animada conversación, acompañados de un repicar de platos, seguramente de alguna suculenta cena. A su alrededor todo seguía como siempre, sólo oscuridad, vacío y silencio. Desde de que ellas habían desaparecido, su vida se había convertido en una hoja en blanco, sin razón de existir y aún después de quince años trataba de encontrar una respuesta que lo sacara de aquella letargia, pero la realidad era demasiado dura como para enfrentarse a ella. Era capaz de recordar cada segundo como si lo estuviera viviendo en ese mismo instante. Elena había insistido una y otra vez en que redujera la velocidad, no entendía por qué no la había escuchado. La pequeña Marta jugaba con su muñeca nueva en el asiento trasero. De pronto, algo hizo que los neumáticos se deslizaran desestabilizando el vehículo y haciéndole perder el control. Cuando quiso darse cuenta, su Seat Ibiza estaba empotrado contra un quitamiedos y las dos personas que más quería habían perdido la vida. Desde entonces su alma se había esfumado y su cuerpo azotado por el dolor vagaba como un fantasma, transparente, vacío.
Abrió la ventana y dejó que una ráfaga de aire le acariciara el rostro por última vez, cerró los ojos y saltó al vacío desplomándose contra el suelo. Para cuando quisieran encontrarlo, su cuerpo ya no sería nada, justamente lo que había sido desde aquel día.
Todo estaba muy oscuro y el calor empezaba a ser asfixiante. No era consciente del tiempo que llevaba metido en aquel lugar desconocido y se sentía el cuerpo pesado, extraño. Miró a través de los orificios que descubrían sus ojos sin lograr reconocer un solo indicio que le resultara familiar. Trató de ponerse en pie pero algo se lo impedía y al palpar con la mano sus ropajes, se dio cuenta que estaba envuelto con vendas de lino, un pequeño escarabajo de lapislázuli descansaba sobre su pecho. Un escalofrío recorrió su cuerpo, el olor a polvo era penetrante y le dificultaba la respiración. Poco a poco consiguió dominarse y ponerse en pie, pero lo que alcanzó a ver no le resultaba más tranquilizador que la incertidumbre hasta ahora acumulada. A sus pies, un sarcófago descansaba sobre la piedra y contenía un cuerpo momificado. A su alrededor, varias cestas de higos, cerveza, pan, miel y otros víveres parecían burlarse de él, y de no saber que eran ofrendas, así lo habría pensado. Algunos objetos empezaban a resultarle familiares, sus herramientas de trabajo, sus sandalias...fue entonces cuando empezó a recordar. Una epidemia había azotado Menfis y él había sido víctima de unas elevadas fiebres que por lo visto habían acabado con su vida, todo empezaba a cobrar sentido. Siempre había pertenecido a una familia humilde, por lo que no se veía rodeado de grandes lujos para emprender su viaje. Sin embargo, poseía la herramienta más importante, un corazón ligero como la pluma de Maat y un ejemplar de El libro de los Muertos. Su viaje a la eternidad comenzaba, ¿cuál sería el camino más corto?
Feliz Cumpleaños, Delia. Porque te lo mereces. Porque a pesar de la distancia eres una amiga excelente.
Besos preciosa!
Se cuenta que un faraón y su esposa estaban desesperados. Llevaban mucho tiempo esperando tener un hijo que llenase el palacio de alegría y sucediera al faraón llegado el momento. Rogaron, rezaron e hicieron ofrendas a todos los dioses, hasta que al fin sus súplicas tuvieron como respuesta un precioso bebé varón. Cuando las siete Hators, acudieron como de costumbre, a hacer sus profecías para el futuro del pequeño, el palacio volvió a llenarse de tristeza y rabia, ya que, afirmaron que el príncipe moriría a manos de un perro, un cocodrilo o una serpiente.
El faraón, decidido a salvar la vida de tan deseado hijo, ordenó construir un gran palacio en el desierto con la idea de alejar al príncipe de todo mal. Allí fue donde el niño vivió y creció
. Y al crecer, el gran palacio se le quedó pequeño. La primera decisión importante que tuvo que tomar el rey fue la petición de su hijo de tener un perro, que al final le concedió pensando que un cachorro no podría hacerle daño. El perro y el príncipe se hicieron inseparables, pero eso no era suficiente para que el joven, lleno de vitalidad, fuese feliz en su palacio que para él era su prisión.
Fue así como un día decidió huir con su perro hasta una ciudad en la que nadie le conocía. En esta ciudad, Naharin, la princesa había vivido también aislada en una torre de la que, por orden del rey, únicamente saldría cuando uno de los pretendientes consiguiera de un salto llegar hasta ella.
Nuestro príncipe lo consiguió, pero el rey, aunque no estaba muy contento por no conocer la procedencia del chico, tuvo que aceptar y cumplir su promesa.
Como el príncipe y la princesa compartieron sus pasados y él le confesó su procedencia y le contó la profecía de las Hators, ella siempre estaba atenta y preocupada de que nada le ocurriera, por lo que una vez mientras el príncipe dormía, ella consiguió matar a una serpiente que intentó atacarlo y a la que el perro se comió después.
Años más tarde, su perro intentó atacarle y el príncipe se tiró huyendo al río, donde se encontró con el cocodrilo que desde que él nació había luchado cada día contra las aguas que trataban de matarlo para protegerle. El cocodrilo estaba tan cansado de luchar que en vez de atacar al príncipe, le propuso no atacarle a cambio de que éste le ayudase a librarse del acoso del espíritu de las aguas. Fue así como los dos juntos vencieron y él pudo salir ileso del agua. Creyéndose a salvo se tumbó a descansar en la orilla y su perro volvió a atacarle. Esta vez tubo que matarlo, y eso le hizo pensar que por fin era libre, que había vencido al destino, podría volver a ser totalmente libre y algún día suceder a su padre.
La princesa y él estaban saltando de alegría cuando la profecía de las Hators se cumplió, la serpiente había salido viva del interior del perro
y de un picotazo acabó con su vida.
Cuento extraído de: http://egipto.com
Abrió la ventana y una corriente hizo que sus rizos se tambalearan en el aire. En la calle ya era primavera, el sol brillaba y la gente que caminaba arriba y abajo lucía vestuario de verano. Sus labios dibujaron una sonrisa y respiró el olor a flores que flotaba a su alrededor, procedente seguro del balcón de alguna vecina. Se dio cuenta de que en su corazón también era primavera. La suerte empezaba a florecer y la ilusión empezaba a dejar ver sus colores más vistosos. La vida le sonreía, era la misma pero más llena de todo, unos pasos más cerca de su meta. Sentía que la pequeña hormiga empezaba a crecer, pronto estaría a la altura de la montaña. Dejó la ventana abierta y se sentó delante de su ordenador para escribir en su weblog, últimamente algo abandonado, una pequeña historia sobre su vida.