Hay ocasiones en las que todo parece teñirse de gris, en las que no encuentras la salida dentro de un túnel kilométrico sin luz. Ocasiones en las que parece que las paredes de algunos lugares te van estrechando el paso y te encuentras encerrada en un mundo insoportable. Da la sensación de que las puertas se cierran en tus narices de un portazo y que las voces que oyes a tu alrededor son fantasmas que intentan atraparte para arrebatarte la pizca de cordura que aún te queda.
A cada paso que das estás más lejos de la realidad y de aquello que buscabas. Y te encuentras perdida en un bosque con mil encruijadas, con la impotencia de tener las muñecas atadas y no poder escapar. Hay veces que la presión te pesa en el alma y que el cansancio te pinta ojeras en el rostro que no desaparecen con los días. Hay veces que tirarías la toalla y venderías tu alma al diablo solo para romper los barrotes de esa prisión.
Pero entonces te paras a pensar por un momento y recuerdas que no solo son cosas negativas lo que llevas cargado a la espalda, sino que lo que resultaba ser un lugar sombrío te ha brindado la oportunidad de conocer gente estupenda. Es entonces cuando recuerdas los buenos momentos, las risas y las confidencias; y te das cuenta que después de todo, pesa más la balanza de lo bueno. Sin ese lugar quizá nunca os hubiera conocido.
PD: Un petonet teclas!